Regenerar la tierra para cuidar el futuro: la revolución agroecológica en Misiones
En el mes de la Pachamama, exploramos cómo la agroecología gana terreno en la provincia, ofreciendo una alternativa saludable, sostenible y rentable frente a los modelos basados en agroquímicos.
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En un mes tan significativo como agosto, cuando celebramos el Día de la Pachamama, la conversación sobre cómo tratamos a nuestra tierra cobra una relevancia especial. En Misiones, una provincia de tierra colorada y biodiversidad exuberante, crece un consenso: el conocimiento puede liberarnos del veneno. La agroecología emerge no como una utopía, sino como una necesidad y una oportunidad para cambiar hábitos dañinos por prácticas que regeneran el suelo, cuidan la salud y, sorprendentemente, mejoran la rentabilidad.
El veneno silencioso y sus consecuencias
Durante décadas, el modelo agrícola convencional ha dependido de insumos químicos como el glifosato, popularmente conocido por su nombre comercial Roundup. Si bien se promocionó como una solución para aumentar la productividad, la evidencia científica sobre sus efectos adversos es cada vez más contundente.
Investigaciones del CONICET han alertado sobre la relación entre la exposición a herbicidas a base de glifosato y problemas de salud. Estudios en animales lo señalan como un disruptor endocrino que afecta la fertilidad. Otros trabajos advierten que su combinación con arsénico, presente de forma natural en suelos y agua de algunas zonas de Argentina, potencia su toxicidad y el riesgo de enfermedades como el cáncer.
"Crecer Cooperando": un paso hacia la regeneración
Frente a este panorama, surgen iniciativas que buscan torcer el rumbo. Una de las más importantes es el programa "Crecer Cooperando: Transición hacia la agricultura regenerativa", una alianza entre la Fundación Banco Credicoop y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Este programa, de cuatro años de duración, se enfoca en la producción de yerba mate y mandioca en once cooperativas misioneras. El objetivo es claro: medir la huella de carbono de las chacras e implementar planes de mejora adaptados a cada productor. Esto incluye prácticas como la reforestación, el manejo de coberturas verdes, el uso eficiente del agua y el control biológico de plagas, abandonando progresivamente los agroquímicos.
El ingeniero Alberto Sosa, del INTA, lo resume como "sumar prácticas conservacionistas y calificar los sistemas productivos a partir del análisis de la huella de carbono".
La rentabilidad de cuidar la tierra
Uno de los mayores argumentos a favor de la transición agroecológica es el económico. Un estudio reciente del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones sobre la zafra 2024 de yerba mate demostró que el modelo orgánico es más rentable que el convencional.
Mientras que la yerba mate orgánica certificada alcanzó un precio de venta de $405 por kilo de hoja verde (un 61,73% más que los $250 de la convencional), la clave de la rentabilidad estuvo en los costos. Al no depender de insumos dolarizados, los productores orgánicos tuvieron un margen bruto positivo del 21%, con ganancias de más de $550.000 por hectárea. En contraste, el sistema convencional registró pérdidas de aproximadamente $458.000 por hectárea.
El camino de la regeneración no es solo una declaración de principios. Es una apuesta por un futuro más sano, un trato más respetuoso a la Naturaleza y, como demuestran los números, un negocio más inteligente para el productor misionero.
Fuentes
- Investigaciones del CONICET sobre glifosato.
- Programa "Crecer Cooperando" (Fundación Banco Credicoop e INTA).
- Ministerio del Agro y la Producción de Misiones.

