Cuando Paul Otlet predijo Internet en 1934: la visión del 'Mundaneum'
Medio siglo antes de la web, el belga Paul Otlet imaginó una red global de 'telescopios eléctricos' para compartir el conocimiento humano. Su legado, una curiosidad histórica que hoy es realidad.

En la era de la fibra óptica y la conectividad satelital, donde desde Fracrán podemos acceder a la información de cualquier rincón del planeta en segundos, resulta fascinante mirar atrás y descubrir que esta realidad ya había sido soñada mucho antes de que existieran los ordenadores modernos.
En 1934, medio siglo antes de la aparición de la World Wide Web, un visionario belga llamado Paul Otlet (1868-1944) describió con asombrosa precisión lo que hoy conocemos como Internet.
El "Google de papel"
Otlet, considerado el padre de la Documentación, dedicó su vida a una misión titánica: clasificar y organizar todo el conocimiento del mundo. Junto a Henri La Fontaine, creó el Mundaneum, un centro neurálgico que llegó a albergar más de 15 millones de fichas bibliográficas.
Pero Otlet sabía que el papel tenía sus límites. En su obra 'Traité de documentation', imaginó un salto tecnológico revolucionario. Habló de "telescopios eléctricos" que permitirían a las personas conectarse a una red mundial y buscar entre millones de documentos, imágenes, audios y videos interrelacionados.
"Todo en el universo, y todo del hombre, sería registrado a distancia a medida que se produjera. De esta manera se establecerá una imagen en movimiento del mundo, un verdadero espejo de su memoria", escribió Otlet con una clarividencia que estremece.
Una red para la paz
La visión de Otlet no era puramente técnica, sino profundamente humanista. Imaginaba que esta red permitiría a cualquier persona, "desde su sillón", contemplar la creación entera.
Su sueño iba más allá del acceso a datos: creía que el Mundaneum funcionaría como el cerebro de una sociedad posnacional, donde el libre flujo de información disolvería las fronteras, eliminaría las causas de la guerra y llevaría a la humanidad a un estado de armonía superior.
El sistema que ideó incluía conceptos que hoy usamos a diario, como los hipervínculos (enlaces entre documentos que se refuerzan o contradicen) y las redes sociales (espacios de interacción y colaboración a distancia).
El legado vigente
Aunque la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi destruyeron gran parte de su proyecto original, las ideas de Otlet sobrevivieron. Hoy, el Mundaneum se conserva como museo en Mons (Bélgica), testimonio de una ambición desmedida por democratizar el saber.
Tim Berners-Lee, el creador de la web que usamos hoy, ha reconocido que los fundamentos teóricos de Otlet allanaron el camino. En tiempos donde la información fluye a raudales, recordar a figuras como Otlet nos invita a valorar la herramienta que tenemos en las manos y a reflexionar sobre su propósito original: unirnos a través del conocimiento.
Desde nuestra redacción en Misiones, celebramos esa curiosidad inagotable que, hace casi un siglo, ya soñaba con que un vecino de Fracrán pudiera leer sobre la historia de Bélgica con solo un clic.
Fuentes: Universidad de Salamanca, Infobae, uvejota.com.















